Un cambio de gobierno representa comúnmente algunos diferentes enfoques en políticas públicas o en ciertas determinaciones de las nuevas autoridades. Más todavía cuando en los equipos del Ejecutivo predominan jóvenes con escasa experiencia en altas funciones a lo que se suma su periodo de aprendizaje en el manejo de nuevas responsabilidades.
Este panorama también se da en comunas. En Villarrica, seguramente entre varios temas, hay uno que se relaciona con un servicio de utilidad pública: el servicio de transporte urbano o local de pasajeros.
La situación que viven empresarios y conductores de microbuses de la Línea 4, Villarrica-Ñancul, que se puede dar de similar modo en otras líneas, es por demás muy complicada. La subsecretaría de Transportes, no autoriza un reajuste en la tarifa por estimar que no se justifica, han expuesto dirigentes de esa línea.
La variación constante al alza de los precios del petróleo es un hecho conocido en todo el país. En los últimos meses esos valores casi se han duplicado, a lo que se agrega el costo de repuestos y otros insumos similares afectos al valor del dólar también en permanente alza.
Es cierto que para los usuarios del transporte público el tema no es para nada grato, pero en periodos de inflación como el actual es imposible que se puedan mantener las tarifas si los costos de operación se modifican a diario. El más simple análisis permite comprender lo que sucede.
Las líneas de taxis-colectivos reajustarán sus tarifas a contar del próximo 15 de este mes. El público usuario lo ha comprendido, pero para la autoridad del transporte en el caso de microbuses, no sucede lo mismo sin una razón coherente y atendible.
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F r a s e
“Comprender es el principio de aprobar”
(Baruch Spinoza)