La Reina Isabel II de Inglaterra que sepultaron ayer en Londres es pariente muy lejana de Isabel I, llamada la Reina Virgen. Sus apellidos son distintos y sus dinastías también. Isabel I era de la dinastía de los Tudor y la actual Reina fallecida es de la dinastía de los Windsor. Digo parientes muy lejanos, por cuanto toda la nobleza europea, incluida la rusa, la griega y romana, está fundida e interrelacionada por estrechos lazos genéticos. Con Isabel I, Reina de Inglaterra e Irlanda entre los años 1533 y 1603, termina la dinastía de los Tudor, dado que ella nunca tuvo hijos por posibles problemas en su aparato reproductor. Esta Reina Virgen, fue hija de Enrique VIII y Ana Bolena, una de las seis esposas que tuvo su padre. Isabel I, reinó 44 años y le dio a Inglaterra estabilidad y lo que se llamó “La Edad de Oro”. Falleció a los 69 años sin herederos, dándole a su país éxito en la Guerra contra España y su Invencible Armada y a las artes y letras y la ciencia con el desarrollo del renacimiento europeo y la incipiente época moderna.
Isabel I, heredó de su padre la jefatura de la Iglesia de Inglaterra e Irlanda, dado que Enrique VIII, había roto relaciones con el Vaticano y con la Iglesia Católica creando una religión, un culto y una jerarquía eclesial, propia e independiente del Papado. Esta separación del Vaticano se produjo a raíz de la negada solicitud de Enrique VIII al Papa Clemente VII, para que le concediera la anulación del matrimonio con su primera esposa, Catalina de Aragón, hija de Isabel la Católica y Fernando de Aragón y poder casarse con Ana Bolena.
Su periodo de reinado se conoció como época isabelina y durante ella creció el teatro con Williams Shakespeare y Christopher Marlowe, también, la marinería, los corsarios y los piratas como Francis Drake entre otros filibusteros. Reinó 26 años menos que su tocaya Isabel II, que enterramos recién ayer en Londres.
MI CORREO: panchana.1942@gmail.com
NOTA DE LA DIRECCIÓN:
Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, el pensamiento del diario Correo del lago.