Hermanos en Jesucristo:
En el último tiempo hemos escuchado el anhelo de que Chile sea la casa de todos. Para que esto sea realidad, no hay que olvidar que «si no es el Señor quien construye la casa, en vano se cansan los albañiles» (Sal 127,1).
La casa que es nuestra Patria será de todos, sin exclusión de nadie, en la medida en que la construyamos en la obediencia al Señor. Cuando se ama a Dios, se acoge a todos, porque todas las personas son amadas de Dios.
Pero si se construye la casa sin el Señor, entonces deja de ser la casa común. Así, al niño por nacer ya no se le asegura el lugar que le corresponde en esta casa. Lo normal es que en cualquier casa son precisamente los niños los mejor recibidos, se les acoge y cuida como a ninguna otra persona.
Pidamos al Señor que de verdad Chile sea la casa común, una gran familia de hermanos. Solo Cristo puede unirnos. Para que seamos hermanos, primero hemos de ser hijos del mismo padre. Cristo es quien nos hace hijos de Dios por el bautismo y nos reúne en su gran familia, que es la Iglesia y una Patria cristiana.Cuando en nuestra Patria todo «tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra» (Ef 1,10) entonces viviremos la fraternidad fundada en la verdad, la justicia y el amor.
Se nota cuando una casa está mal construida. Nosotros hoy percibimos con toda claridad cómo nuestra querida Patria se nos está cayendo a pedazos. Son ya muchos años de desintegración del tejido social, principalmente de la familia y de la educación.
Sin el Señor presente en el corazón de cada niño y joven, hombre y mujer, ciudadanos y autoridades, es imposible evitar la escalada de violencia, vandalismo y delincuencia.
Volvamos a Cristo y nos maravillaremos cuánto bien nos traerá a cada uno de nosotros, a nuestras familias y escuelas, a nuestra ciudad y a nuestropaís. En el Mes de la Patria, miremos a María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen y escuchemos lo que Ella nosdice: «Hagan todo lo que Jesús les diga» (Jn 2,5).
NOTA DE LA DIRECCIÓN:
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