En Chile es sabido que el gasto estatal es demasiado alto y que numerosos programas sociales que manejan los gobiernos no tienen rendimientos adecuados. Lo anterior se viene mencionando al menos hace una década.
Algunos economistas han calculado en alrededor de US$5 mil millones al año el costo de actividades que se iniciaron con objetivos atendibles, pero que han terminado por no justificarse. Algunos programas cumplen sus fines y otros son susceptibles de revisión y actualización.
En el año 2011 fue creado por ley el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol, (SENDA), bajo la supervisión del Presidente de la República por intermedio del Ministerio del Interior y Seguridad Pública.
Los principales objetivos del SENDA, son ejecución de las políticas de prevención del consumo de estupefacientes, sustancias sicotrópicas e ingesta abusiva de alcohol. A la vez, el tratamiento, rehabilitación y reinserción social de las personas afectadas.
En la comuna de Pucón, SENDA Previene, ha diseñado un denominado Espacio Amigable Pucón, para intensificar la labor con adolescentes estudiantes y deportistas. Llama la atención que se aborden en esos encuentros temáticas como salud sexual y salud mental, entre otras, sin que se mencione la participación de profesionales especialistas en esos delicados campos.
Si bien es cierto que la niñez y la adolescencia en muchos casos experimentan desorientación en esas materias, haría falta una permanente supervisión de educadores y expertos que garanticen un tratamiento adecuado de los contenidos que se abordan.
El Departamento de Educación Municipal (DAEM), debería informar a los padres y a la comunidad respecto al fondo de estas materias de trascendencia para un positivo desarrollo de la personalidad de niños y jóvenes.
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F r a s e
“Más vale prevenir que curar”
(Proverbio)