Las negociaciones políticas entre oficialismo (PC, FA, PS, PSD, PPD, PR y DC) y oposición (RN, UDI, Evópoli), para sentar las bases de un nuevo proceso constituyente, proseguían anoche en el Congreso.
La derecha partidaria no se ha sustraído hasta ahora a las imposiciones de los sectores derrotados por un 62%, los que esgrimen algunos temas con los que intentan endulzar los contenidos de la ya fracasada propuesta sepultada en el plebiscito de salida.
Hasta anoche, todo parecía indicar que se impondría la posición oficialista de gobierno con algunas aparentes concesiones a la oposición. En concreto, la izquierda no ha claudicado en sus afanes refundacionales extremos, sólo ha decidido ir un poco más lento, por etapas.
El presidente del PC y dirigentes del FA, han expresado que los asuntos más importantes para ellos de ninguna manera deben negociarse en estas conversaciones previas. Esos temas, han dicho, deben ser abordados en una convención en la que esperan contar otra vez con amplia mayoría.
Obviamente que si esa posición se impone, la gente del Rechazo en un eventual plebiscito de salida podría dividirse (Chile Vamos y Republicanos) y así nada bueno para el país podría esperarse de un nuevo proceso. El oficialismo plantea: Convención 100% electa, quorum supra mayoritarios, sin plebiscito de entrada, movimientos sociales camuflados, escaños reservados, etc. En cambio, materias como estado plurinacional, estado regional, autonomías, aguas, etc., serían tratadas entre los constituyentes.
Esta situación pasa porque los políticos que deberían representar al Rechazo, no han querido reconocer el significado y la trascendencia del triunfo del domingo 4. A este paso no quedaría más que exigir un plebiscito de entrada, única forma real de hacer respetar la voluntad soberana de la ciudadanía.
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