Mientras el Presidente Boric visitaba el Desierto Florido, con asuntos de gobierno en compás de espera y graves incidentes provocados por estudiantes en la capital que han atacado un cuartel del Ejército, la atención se concentra en las negociaciones entre políticos sobre un nuevo proceso constitucional.
De acuerdo al resultado del plebiscito del 4/9, la cordura aconsejaría reformar la Carta vigente con ahorro de tiempo y dinero. Sin embargo, como quienes llevan la batuta son políticos interesados en un nuevo proceso desoyendo la contundente mayoría del plebiscito último, corresponde entonces exigir un plebiscito de entrada, entre otros puntos.
Las conversaciones a tres bandas con el oficialismo y el gobierno, por un lado, y la oposición por el otro, están lejos hasta ahora de acuerdos. Para el Rechazo este panorama se ha fortalecido con participación del PDG (Partido de la Gente), el de mayor militancia; de los Republicanos y del nuevo partido de los Amarillos, por concretarse.
El PDG presentó su posición sobre bases de un nuevo proceso con una importante cuota de realismo que recoge lo que mucha gente considera indispensable. Plantea que debe haber plebiscito de entrada que consulte si se quiere o no una nueva CC o, como alternativa, una comisión mixta de parlamentarios y expertos por sólo 6 meses, con paridad pero sin escaños reservados, además de la modernización del Estado, etc.
Los partidarios de Apruebo Dignidad (PC y FA), que en el proceso fracasado fijaron el plebiscito de entrada seguros de ganar, ahora se oponen porque temen que se rechace más rotundamente aún una eventual nueva convención.
La oposición unida, más allá de Chile Vamos, debe dejar de lado debilidades y concesiones al oficialismo de gobierno que intenta insistir y reponer con maquillaje los mismos principios ya rechazados de la propuesta anterior.