En plena primavera al igual que sucede en invierno, los habitantes y visitantes de Villarrica experimentan un gran problema de movilidad en calles céntricas de la ciudad. Es lo que se ha vivido en recientes episodios de intensas lluvias.
Las lluvias torrenciales dejan al descubierto anegamientos en numerosas calles y veredas, ocasionando serios problemas a los peatones que deben cumplir quehaceres habituales. Hay numerosos puntos en donde es imposible caminar y cruzar calles sin sumergir los pies en el agua contaminada.
Es el caso que se origina en calles Manuel Antonio Matta con Pedro León Gallo o en la transitada intersección de Avenida Pedro de Valdivia con Avenida Gerónimo de Alderete, por citar sólo dos ejemplos, donde el agua que allí corre, cubre ampliamente la calzada lo que hace imposible una normal circulación peatonal.
El origen de este problema se conoce hace muchos años y se suele plantear en estos comentarios. La capacidad de los antiguos colectores de aguas lluvias que datan de unas cinco décadas es muy insuficiente, sin que se considerara el real régimen de lluvias en esta zona y cuando Villarrica era una ciudad de unos 20 mil habitantes.
Ocurre que el costo de reposición de dichos colectores es muy alto y por eso quizás no ha sido posible planificar su recambio aunque bien habría podido financiarse y ejecutarse por etapas antes como lo sería ahora. De todas maneras, es un hecho que debiera tener solución ya que no se compadece con la estructura de una ciudad moderna y en crecimiento
A diario muchos ciudadanos, de todas edades, deben necesariamente circular por calles y avenidas del plano central de la ciudad, tratando infructuosamente de sortear verdaderos torrentes de agua lluvia que, como si fuera poco, aparte de molestias suponen evidente riesgo de enfermedades.
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F r a s e
“La esperanza es el sueño del hombre despierto”
(Aristóteles)
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