
El anuncio de una reforma al sistema de pensiones, ha sido entendido por muchos como un aumento inmediato del monto mensual de las mismas, cuestión que está por verse en el Congreso.
En lo que toca a la visita a La Araucanía del Presidente, causó impacto político que reconociera al menos que ha habido casos de terrorismo, lo que después fue relativizado por la ministra Camila Vallejo. Aparte de escuchar a algunas víctimas de la violencia, no a todas, el Jefe de Estado descartó el uso de la Ley Antiterrorista, por considerarla ineficaz.
Pareció olvidar que la propia oposición al gobierno anterior –el oficialismo de hoy- introdujo un acápite subjetivo a ese texto legal al señalar que debe comprobarse “la intención” de causar terror a las personas. El gobierno propicia una ley que tipifica el crimen organizado y la asociación ilícita sin considerar que acciones terroristas pueden ser causadas también por individuos en solitario y que tienen fondo político e ideológico.
El Presidente fue testigo de mayor excepción de la inseguridad que impera en la zona al recorrer sólo cuatro comunas (Temuco, Angol, Lonquimay y Villarrica), rodeado de un férreo y numeroso dispositivo de seguridad. Sólo se desplazó por medios aéreos sin internarse en carreteras copando el centro de las ciudades visitadas con policías ubicados hasta en techos de edificios próximos a sus lugares de reunión.
En relación a Villarrica y la zona, no hubo anuncios de importancia. La mayor dotación de Carabineros en Caburgua y Lican Ray en verano es un hecho habitual cada temporada. Otras inquietudes y problemas fueron derivados a los ministerios. En síntesis, una visita con gran efecto comunicacional, pero que no será recordada aquí por mucho tiempo.