Para nadie es novedad el estado de confusión y conflicto por el que atraviesa todo el mundo. Es trágico sentir y observar como la política de todo el planeta es de “SUMA CERO”, es decir mucho ruido y pocos resultados concretos que conduzcan a soluciones reales. Todos los continentes, en mayor o menor escala, están viviendo en un estado de agitación y violencia que no experimentábamos desde los días previos a las dos grandes guerras mundiales. ¿Vendrá otra gran guerra mundial? Nadie sabe, pero los aires que se perciben son tóxicos.
Ya no existe el conflicto entre Comunismo y Capitalismo. Sólo existe el Capitalismo en todas sus gamas y aplicaciones en el planeta. El Comunismo, aquella gran mentira rusa, no pasa de ser una pose, más que una doctrina llevadera y con asidero en la práctica real de la población. El consumismo se ha exacerbado a tal extremo que se aplica en todo el mundo y de las formas más estrafalarias. Todos somos consumidores, todos compramos y generamos utilidades a los que manejan el negocio de la producción. Esto no fue ni malo ni bueno en sus comienzos. Era lo que tenía que ser, pero existió siempre en el trasfondo ideológico de los dueños de la producción, la idea de que todo funcionaba hasta el infinito, sin límites. Lo mismo sucedió entre los consumidores concientizados en la filosofía de la compra, la acumulación y lo nuevo. Pero el mundo se llena de inutilidades y los materiales de producción se acaban.
A esta altura del partido tomar decisiones fundamentales sobre los destinos de la Humanidad es muy difícil, sino imposible. Las grandes y complejas decisiones están manejadas en forma autónoma por la IA o Inteligencia Artificial, que controla todos los algoritmos o pensamientos propios elucubrados por el conjunto de computadoras, diseñadas por pocos expertos, para cumplir a cabalidad y sin titubeos los objetivos que se les encomendaron: productividad, eficiencia, y altas utilidades. Así, en un mundo demográficamente saturado de seres humanos y con altos niveles de miseria, vulnerabilidad, hambruna, se va creando una bomba de tiempo que acumula poder día a día. El planeta está rebalsado de chatarra, de plástico, de maquinarias, de automóviles que más temprano que tarde, paralizarán las calles y carreteras.
Una sociedad con estas características, requiere repensarla para romper la inercia de las políticas de SUMA CERO y así poder llegar a resultados que apunten a soluciones reales (detener la IA). En particular en Chile la política parlamentaria, no está manejada aún por la Inteligencia Artificial ni por la otra y es un circo de gran inoperancia. Vemos a diario a nuestra élite que lleva los destinos del país, como dos grandes vectores iguales y contrarios que a cada choque se neutralizan y no llegan a nada útil para la mayoría de la población.Obtener logros positivos para un mejor vivir de la población es casi imposible en medio de tanta contradicción sin importancia. La élite, se mira a diario el ombligo en el espejo y pelea por cuestiones intestinas que a la población no le interesa.
MI CORREO: panchana.1942@gmail.com