LA INUTILIDAD DE LA CULPA
Robert Jones Burdette escribió: “No es la experiencia del día de hoy lo que vuelve locos a los hombres. Es el remordimiento por algo que sucedió ayer, y el miedo a lo que nos puede traer el mañana”. Curiosamente, este señor de nacionalidad norteamericana y nacido en el pueblo de Greensboro en Pensilvania en el año 1844, no era psicólogo, era un clérigo y humorista muy sabio y vividor que se hizo famoso escribiendo columnas en el periódico TheHawkEye en Burlington, Iowa.
Hoy inspirado en algunas de sus antiguas citas, redacto esta columna para el CORREO DEL LAGO, en su modalidad online. Estoy convencido de que generar en otras personas culpabilidad y/o preocupación, es un acto del ejercicio del poder de personas o de instituciones que ganan algún dividendo con sacarnos de las rutinas del diario vivir para meternos en un pasado culposo o en un futuro incierto y peligroso. Tal como dice Robert Jones Burdette, “No es la experiencia o el acontecer del día a día lo que nos vuelve locos”. No es el presente el que asusta. El presente se va viviendo o “quemando” siempre, sin mayores sobresaltos, es el aquí y el ahora que estamos respirando y viendo el que no genera ni culpas ni remordimientos, estos sentimientos o emociones culposos son propiedad del pasado. La culpa es por lo que hicimos o creímos hacer. Lo mismo que la preocupación, no existe en el presente, es asunto de un supuesto futuro que no existe y que puede ser cualquier cosa y que, nunca o casi nunca lo que tememos o suponemos será realidad.
Dos de nuestros pasatiempos preferidos son culparnos por cosas que hemos hecho y preocuparnos por cosas que podrían suceder o que podríamos hacer. Así, las dos emociones más inútiles son la culpabilidad y la preocupación. Además son molestas pues no nos deja disfrutar serenamente el día a día y son responsables de nuestro insomnio, de pasarlo mal, de tener el colon irritable y muchas veces de tener que tomar píldoras para poder vivir mejor. La culpabilidad consigue despilfarrar nuestros mejores momentos presentes inmovilizándonos y angustiándonos por algo hecho en el pasado. Mientras que la preocupación es ese mecanismo que nos inmoviliza y angustia ahora por algo que está en la dimensión del futuro, que es muy probable que no sucederá y sobre lo que no podemos ejercer ningún control.
Aunque una respuesta está dirigida al futuro y la otra al pasado, ambas sirven al mismo propósito inútil de mantenernos inquieto, inmovilizado, angustiado y muy infeliz en tu momento presente, que es lo único que tienes.
La invención del “pecado”, como instrumento de poder de sus inventores, ha sido uno de los mejores mecanismos de crear culpabilidad y de ejercer poder sobre nuestras mentes. La culpa es una de las emociones más destructivas y generalmente construidas en base a algún evento ocurrido en el pasado y que no hemos resuelto. Estos sentimientos acarrean desequilibrios mentales muy negativos que se conocen como sentimientos de culpabilidad.
Al final del día debemos tomar decisiones sobre nuestros estados mentales y sobre la calidad de nuestra “sopa” bioquímica interior. Sentir culpa y preocupación es algo muy dañino y que podemos controlar, tomando conciencia de ello. Podemos elegir entre vivir de verdad cada momento del día o vivir a medias sintiéndonos culpable por algo que ya no existe y sucedió en el pasado. Lo mismo podemos hacer con las preocupaciones, dándonos cuenta que son cuestiones del futuro que es un tiempo que no existe y que siempre será muy distinto a lo que tememos.
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