Queremos vivir en paz
(Por: Francisco Julio M.)
Nuestra Nación es hoy por hoy una Democracia consolidada. Con defectos y mucho por perfeccionar, es cierto, pero un país en donde se vive libremente y salvo excepciones, vivimos en paz y en armonía. Nos cuesta mucho ver las grandes bondades que es vivir en Chile. Desde otros países uno se da cuenta de lo que somos y de lo que hemos logrado. La opinión de nuestros hermanos latinoamericanos sobre lo que es nuestra patria, es normalmente mucho mejor que la nuestra.
Las elecciones recién pasadas (Expertos y Consejeros Constitucionales), nos han confirmado definitivamente que nuestra estructura democrática es sólida y capaz de resistir impases y conflictos fuertes de intereses. También nos damos cuenta que todos ayudamos con nuestra voluntad y nuestra idiosincrasia a que todos los procesos cívicos, se lleven a cabo de la mejor manera. Esto demuestra nuestra rotunda decisión ciudadana de querer escuchar siempre la voz de la mayoría de los ciudadanos a través de su voto libre y voluntario.
Los chilenos queremos vivir en paz y de acuerdo a lo que somos y a lo que amamos. De los 18 millones y medio de habitantes de esta larga y angosta faja de tierra que está encerrada y aislada geográficamente entre la cordillera y el mar, 6 millones o más viven en Santiago y más de 12 millones vivimos de norte a sur, en provincias. Como provincianos somos distintos a los capitalinos, pero en lo profundo, nuestros gustos, nuestros dichos, nuestro lenguaje y muchos de nuestros sentimientos sobre el terruño, sobre nuestros valores de hermandad y solidaridad son comunes a todos, desde Arica a la Antártida. Todos bailamos el mismo vals de los terremotos, los aluviones e inundaciones, los volcanes enojados y los incendios insolentes. Estamos bajo la misma bandera del miedo y el dolor ante las catástrofes. Somos un pueblo mestizo que está unido por sus irrenunciables raíces ancestrales con el español y el inmigrante de todas las naciones.
Nuestro mandato definitivo y lo demuestra nuestra conducta cívica es el deseo mayoritario de vivir en libertad, en medio de un capitalismo controlado, honrado y transparente, consolidando las reformas fundamentales (Reforma Tributaria), para que todos puedan estudiar, mejorar las pensiones, tener una buena cobertura de salud y acceso a un techo digno donde poder vivir.
¿Qué nos falta, entonces? Nos falta entereza y decisión para controlar con efectividad y racionalidad el descontrol fronterizo norte, de modo que se sepa quién entra al país y a que viene. Nos hace falta neutralizar con urgencia a esa horda de locos adolescentes y mayores que al margen de la vida cívica general, viven del pillaje, de la droga, del robo, del asalto, del portonazo, matando y maltratando a tanto chileno inocente. Nos hace falta y con urgencia detener la brutal violencia de la Araucanía y el BioBio. Es Vox populis, que la inteligencia de gobierno, de las policías y de las FF.AA. y los campesinos, saben al detalle quienes son los queman, asaltan, matan, provocan incendios. Saben en dónde están, como operan y donde se adiestran militarmente. La pregunta del millón que todos nos hacemos es: ¿Por qué no los detienen?
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