EL RESPETO Y LOS POLÍTICOS
(Por Francisco Julio M.)
El Respeto es uno de los valores morales más importantes del ser humano, pues es fundamental para lograr una armoniosa interacción social. Una de las premisas más importantes sobre el respeto es que para ser respetado es necesario saber o aprender a respetar, a comprender al otro, a escucharlo y a valorar sus intereses y necesidades. En este sentido, el respeto debe ser mutuo y nacer de un sentimiento de reciprocidad.
Ahora bien, el respeto también debe aprenderse. Respetar no significa estar de acuerdo en todos los ámbitos con otras personas, sino que se trata de no discriminar ni ofender a esa persona por su forma de vida y sus decisiones, siempre y cuando dichas decisiones no causen ningún daño, ni afecten la dignidad de los demás.
En este sentido, respetar también es ser tolerante con quienes no piensan igual que tú, con quienes no compartes tus mismos gustos, ideales o intereses. El respeto a la diversidad de ideas, opiniones y maneras de ser es un valor supremo en las sociedades modernas que aspiran a ser justas y a garantizar una sana convivencia.
La naturaleza humana, como hemos dicho en otras columnas, tiene la particularidad de ser siempre gregaria (sociable), sexuada (siempre) y trascendente (mediante el AMOR, desea ir más allá de su propia vida). Como somos sociables y vivimos en comunidades (colegios, oficinas, condominios, familia, etc, etc.), y sobre todo en sociedades democráticas o que aspiran a ello, debemos poner de nuestra parte, con sabiduría y voluntad para ser respetuosos y tolerantes, sabiendo que nuestras opiniones, nuestros ideales y nuestros gustos tienen un valor relativo y circunstancial y que por mucho que los creamos verdaderos, no siempre lo son. Es más: La famosa VERDAD, generalmente es la sumatoria de muchas verdades distintas y contradictorias.
Todos sabemos que el Parlamento chileno es el lugar, junto al Poder Ejecutivo, en donde se toman las grandes decisiones que rigen al país. En estos dos poderes del Estado, hoy observamos que no existe el respeto necesario como para escucharse y darse cuenta que lo que se trata y se discute allí no son cuitas personales de ellos sino que por el contrario, son asuntos fundamentales que le incumben a toda la ciudadanía. Todos los chilenos estamos de Arica a la Antártica pendientes que como se resuelven nuestros graves problemas de pensiones bajas y del funcionamiento de las AFP, de cómo se ajusta el nuevo Pacto Fiscal para aclarar los tributos que debe pagar cada persona y cada empresa para poder así ajustar las deudas del Estado, como podrá financiar el Gobierno los costos de la PGU de tantas familias que no les alcanza el dinero para llegar a fin de mes, y así, tantas y tantas cuestiones que están, allí, en espera de que se sienten a legislar y a resolver tantos problemas pendientes por pura desidia, orgullo y rencillas internas de grupos adversarios.
La última reunión en la Moneda entre los partidos políticos de la oposición y las autoridades del oficialismo incluyendo al Presidente y sus ministros, fue una vergüenza nacional pues se dedicaron a descargar sus broncas personales e interpartidistas (catarsis) en lugar de llegar a un gran acuerdo para atender y solucionar los grandes y desesperantes problemas de tantos y tantos chilenos que estamos viviendo situaciones de inseguridad alarmante, de pobreza aguda y todos endeudados hasta niveles poco saludables. Muchos problemas sobre los que legislar. Muchas materias sobre las cuales ponerse de acuerdo y dar curso a las soluciones.
No existen santos ni beatos en ninguna trinchera política. Si bien es cierto y valorable lo que hace el Gobierno al llamar al resto de los conglomerados políticos a avanzar y a legislar para resolver los muchos problemas urgentes de la gran mayoría de la población, no es menos cierto que el conjunto de “metidas de patas” errores y ahora “corrupción” por parte de algunos amigos del Gobierno es una cuestión que preocupa y de la que deben encargarse a la brevedad de solucionar. Por su parte a “Chile Vamos” y a los extremeños “Republicanos”, los vemos y los observamos con mucha atención y rabia, como los grandes “trancadores” del proceso político que podría despejar la cancha y dar soluciones concretas a tanta cuestión pendiente.
En definitivas, los políticos están desprestigiados y se desconfía de ellos porque la mayoría ha perdido el “eje” y confunden su misión de ser representantes de las gentes para solucionar y atender a sus problemas y NO para rencillas y cuestiones personales como en las luchas tribales. No vemos RESPETO de los políticos por la Población. No ven, ni oyen ni atienden a sus urgentes necesidades.
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