LA MORBOSIDAD Y LOS MEDIOS
(Por: Francisco Julio M.)
Estoy cada día más convencido, por experiencia vivida en otros países y por larga vida como chileno, de que vivimos en un buen país. Creemos que estamos en el caos por lo que vemos en la TV, oímos en la radio y leemos en los titulares de todos los diarios, casi sin excepción. Lo malo la lleva. Lo morboso, lo delictual y lo catastrófico es lo que le permite a los medios vender más y obtener las mejores ganancias. Se nos ha creado una suerte de reflejo condicionado (IvanPavlov), en el sentido de excitarnos y secretar un buen chorro de adrenalina cuando prendemos el aparato de TV y allí vemos el portonazo que no nos tocó a nosotros pero si a un famoso. O el niño de 16 años que se roba un Mercedez Benz 2019 y en la persecución se estrella y muere calcinado dentro de esos 100 millones de pesos que costo el automóvil al dueño. Los terremotos con los tsunamis o las inundaciones con cadenas nacionales son muy vivificantes y además de hacernos solidarios, nos generan un estado casi beatífico de placer inconfesado de estar todos unidos en la peor de las desgracias. Sí, pero mirándolo por la TV.
Lo que pasa, es que ahora se sabe todo y al instante. En la Edad Media, lo que ocurría en España, llegaba a Inglaterra muchos meses después de ocurrido. Con la TV, el PC, los celulares inteligentes y el Internet el planeta todo se ha convertido en el pequeño “conventillo de la Paloma”, donde las paredes hablan, cuentan y susurran. Nada es secreto. Así entonces, lo que ha sucedido siempre, como robos, asaltos, asesinatos, uso de drogas, corrupción, abusos sexuales y otros, que demoraban en salir a la luz, no salían o se ocultaban sin riesgo, hoy no se puede. En todas partes hay un celular grabando, un ojo cibernético y una grabadora o un satélite artificial que hace de testigo y da fe de que lo que ocurre, ocurre. Los notebook y PC, como diarios de vida con sus Email, son registros perfectos de nuestras glorias y pecados. Por eso son requisados por la PDI.
Lo que debemos mejorar es nuestra autoestima y darnos cuenta que vivimos en un país, que además de ser hermoso, funciona más o menos bien y bastante mejor que otros muchos del mundo. Chile, lo podemos mejorar mucho si superamos nuestra habitual indiferencia y pasividad cívica.
La misma tecnología que hoy nos embota, condiciona y hace dependientes con sus juegos, nexos y copucheos incesante, la podemos emplear, además de entretenernos, para crecer en exigir, controlar, estudiar y votar en las elecciones desde donde se nos antoje.
Mi CORREO: panchana.1942@gmail.com