Las relaciones de pareja atraviesan momentos de tensión inevitables, pero ¿cómo gestionamos realmente estos conflictos? La reconocida psicóloga Andrea Vicente revela en su último análisis las claves que definen la salud emocional de una relación, especialmente en los momentos más difíciles.
El verdadero rostro del amor en los conflictos
Todas las parejas discuten, es un hecho natural e incluso necesario. Sin embargo, la forma en que manejamos estos desacuerdos puede revelar aspectos fundamentales sobre la calidad de nuestra relación. Según Andrea Vicente, especialista en psicología de parejas, los momentos de enfado son especialmente reveladores: «La manera en que tu pareja te trata cuando está molesta dice mucho más de lo que realmente siente por ti».
Las dos caras del conflicto
Vicente identifica dos patrones de comportamiento fundamentales durante las discusiones. El primero, marcado por la impulsividad y la inmadurez emocional, se caracteriza por reacciones descontroladas. El segundo, más constructivo, implica la capacidad de canalizar las emociones negativas hacia un diálogo respetuoso.
Un aspecto particularmente preocupante es la conducta pasivo-agresiva, manifestada a través del silencio intencional o la indiferencia. Estas actitudes, según la experta, pueden ser tan dañinas como los gritos o los insultos directos.
Señales de alarma en la gestión emocional
La incapacidad para manejar la ira se traduce en comportamientos como gritos, menosprecios o invalidación de sentimientos. «Cuando tu pareja recurre a estos comportamientos», advierte Vicente, «está comunicando una preocupante falta de consideración hacia tu bienestar emocional».
Esta dinámica destructiva suele arraigarse en tres factores principales: la falta de habilidades comunicativas, el miedo a la vulnerabilidad y los patrones de comportamiento heredados de experiencias previas.
El camino hacia relaciones más saludables
La clave para construir relaciones más sólidas reside en el desarrollo de la inteligencia emocional. «El amor verdadero», enfatiza Vicente, «se manifiesta en la capacidad de mantener el respeto incluso en los momentos de mayor tensión». La experta subraya que ningún enfado justifica el maltrato emocional o verbal, y que tales comportamientos son claros indicadores de inmadurez en la relación.