Los alimentos ultraprocesados, que durante décadas hemos conocido simplemente como «comida chatarra», están siendo objeto de un escrutinio científico sin precedentes. Nuevas investigaciones revelan que estos productos no solo aportan calorías vacías, sino que pueden albergar niveles preocupantes de sustancias químicas sintéticas potencialmente dañinas para nuestra salud.
El impacto mortal de los ultraprocesados
Un estudio revolucionario publicado en el American Journal of Preventive Medicine ha sacudido a la comunidad científica: entre el 4% y el 14% de las muertes prematuras en adultos de 30 a 69 años podrían atribuirse al consumo excesivo de alimentos ultraprocesados. Esta investigación, realizada por expertos de varios países, incluyendo Brasil, México y Colombia, arroja luz sobre una crisis de salud pública en desarrollo.
¿Qué se esconde realmente en estos alimentos?
Más allá de los conocidos niveles elevados de azúcar, sal y grasas, estos productos pueden contener plaguicidas, microplásticos y nanoplásticos peligrosos para la salud. La doctora Jane Muncke, toxicóloga ambiental de la ETH, advierte que estos contaminantes químicos sintéticos han recibido poca atención hasta ahora.
Identificando los ultraprocesados en nuestra dieta
Según el sistema NOVA, reconocido internacionalmente, los alimentos ultraprocesados se distinguen por contener ingredientes que no encontraríamos en una cocina doméstica tradicional. Entre ellos se incluyen snacks, bebidas azucaradas, cereales procesados y comidas preparadas.
Victoria Tiscornia, investigadora de FIC Argentina, señala que estos productos suelen contener aditivos como conservantes, colorantes y saborizantes artificiales, además de ingredientes extraídos y refinados como la caseína y la lactosa.
Consecuencias para la salud
Las investigaciones han establecido vínculos claros entre el consumo de ultraprocesados y múltiples problemas de salud. Aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad, depresión y mortalidad prematura. Particularmente preocupante es su impacto en los niños, ya que pueden alterar el desarrollo de preferencias alimentarias saludables.
¿Cómo protegernos?
Los expertos recomiendan reducir drásticamente el consumo de ultraprocesados, reservándolos solo para ocasiones especiales. La clave está en priorizar alimentos frescos, locales y mínimamente procesados. También se hace un llamado a los gobiernos para implementar políticas que faciliten el acceso a opciones más saludables y regulen la comercialización de productos poco saludables.