Un descubrimiento astronómico sin precedentes acaba de asombrar a la comunidad científica: una imagen tomada desde el desierto de Atacama revela el posible nacimiento de un planeta colosal, varias veces mayor que Júpiter. ¿Estamos ante el registro más claro de cómo se forman los mundos gigantes?
Una imagen inédita del universo en formación, tomada desde Chile
Gracias a la extraordinaria capacidad del Very Large Telescope (VLT), situado en el norte de Chile, un equipo internacional de astrónomos ha capturado una imagen sin precedentes de un disco protoplanetario. Esta estructura, compuesta por gas y polvo cósmico, podría estar dando origen a un planeta gigante, incluso más masivo que Júpiter, el mayor del sistema solar.
El hallazgo se produjo a más de 2.600 metros de altitud, en pleno desierto de Atacama, uno de los lugares más secos y despejados del planeta. Allí opera el VLT, el telescopio óptico más avanzado del mundo, gestionado por el Observatorio Europeo Austral (ESO). Sus instrumentos de alta precisión lograron retratar un sistema estelar en pleno proceso de formación planetaria, en una imagen calificada como “excepcional” por los científicos.
Un planeta gigante en gestación, aún sin nombre
El estudio, publicado recientemente en la revista científica Astronomy and Astrophysics, fue liderado por la Universidad de Galway, en Irlanda. El equipo multidisciplinar observa indicios de un planeta en formación cuya masa podría superar 11 veces la de la Tierra. Aunque aún carece de nombre oficial, los expertos creen que este gigante gaseoso podría tardar millones de años en alcanzar su tamaño definitivo.
La imagen captada muestra cómo el material interestelar comienza a agruparse alrededor de un núcleo, en un proceso que, hasta ahora, solo se había modelado en simulaciones. Lo que convierte este caso en extraordinario es la claridad estructural: anillos concéntricos visibles, un vacío central de 50 unidades astronómicas y formaciones espirales que delatan la presencia de un objeto masivo perturbando el entorno.
¿Cómo se logró captar esta “cuna de planetas”?
La impresionante visión fue posible gracias a observaciones con infrarrojo cercano, capaces de penetrar el polvo cósmico y revelar estructuras ocultas. El sistema se encuentra a unos 430 millones de años luz de la Tierra, lo que significa que los científicos están observando un evento ocurrido cuando nuestra especie apenas comenzaba a imaginar el cielo estrellado.
El disco protoplanetario se extiende hasta unas 130 unidades astronómicas desde su estrella central (una unidad equivale a la distancia entre la Tierra y el Sol). Pero lo más intrigante es su “centro hueco”, donde aparece lo que los investigadores describen como el “ojo de un huracán cósmico”. Ahí, los brazos espirales sugieren la interacción de un planeta joven con el entorno gaseoso, una predicción teórica que ahora podría haber sido confirmada con una imagen real.
Una oportunidad única para entender cómo nacen los mundos
El Dr. Christian Ginski, astrofísico de la Universidad de Galway y autor principal del estudio, destacó la rareza del fenómeno: “Hemos estudiado cerca de cien discos protoplanetarios, pero raro es encontrar uno en una configuración tan alineada con las predicciones teóricas”. En pocas palabras, el sistema observado encajaría casi perfectamente en el perfil esperado de un planeta en nacimiento.
El aporte no solo recae en la imagen de un planeta potencial en formación, sino en el valor que tiene para la ciencia al ofrecer una oportunidad real de estudiar el proceso de formación planetaria en tiempo real. “Nos permite imaginar cómo pudo haberse formado el sistema solar”, añadió Ginski.
El papel clave del Very Large Telescope y de Chile en la astronomía mundial
Instalado en el Cerro Paranal, en la Región de Antofagasta, el VLT representa uno de los triunfos tecnológicos más destacados de la astronomía moderna. Sus capacidades para detectar detalles en luz infrarroja han transformado nuestra comprensión del cosmos. Ahora, vuelve a situar a Chile en el epicentro de la exploración espacial.
Ginski también subrayó otro aspecto poco habitual en investigaciones de este calibre: “Cuatro estudiantes de posgrado participaron activamente en el análisis, algo muy valioso tanto para ellos como para el futuro del campo”. El estudio involucró a especialistas de países como Alemania, Reino Unido, Australia, Estados Unidos, Países Bajos, Chile, Francia, Italia y Japón, convirtiéndolo en uno de los proyectos más colaborativos del último año.
Siguiente paso: el Telescopio Espacial James Webb
Sobre la base de los resultados obtenidos por el VLT, el equipo ya ha solicitado observaciones adicionales con el Telescopio Espacial James Webb (JWST), el más avanzado jamás lanzado al espacio. El objetivo es despejar dudas sobre la naturaleza del objeto detectado: ¿es realmente un planeta en formación?
Los datos actuales sugieren incluso la posible presencia de emisiones atmosféricas, que podrían ser señales tempranas de una atmósfera en desarrollo. Sin embargo, los astrónomos advierten que aún se requieren más mediciones para confirmarlo con certeza.
Un laboratorio cósmico para estudiar el origen de los planetas
De confirmarse que el objeto en el disco protoplanetario es un planeta naciente, este sistema se convertirá en un laboratorio natural para analizar cómo los mundos jóvenes modifican el entorno a su alrededor. La formación de los planetas dejaría de ser una simple hipótesis matemática para convertirse en una historia visual observable, paso a paso.
Uno de los estudiantes participantes, Jake Byrne, expresó su entusiasmo al formar parte del proyecto: “Es un momento emocionante para contribuir a la teoría de la formación planetaria desde la Universidad de Galway. La colaboración fue intensa y enriquecedora. Estoy agradecido de haber formado parte de esto”.
El cielo de Atacama: un escenario incomparable para la ciencia
El norte de Chile continúa consolidándose como un lugar privilegiado para la observación astronómica. Con cielos despejados prácticamente todo el año, la combinación de altitud, clima y baja contaminación lumínica convierte al desierto de Atacama en uno de los centros neurálgicos de la investigación espacial.
Este hallazgo no solo representa un logro científico de primer nivel, sino también una nueva muestra del impacto y la relevancia de la infraestructura astronómica instalada en Chile. Desde allí, la ciencia sigue desvelando secretos que ocurrieron hace millones de años y a millones de años luz de distancia, pero que solo ahora empiezan a ser comprendidos.