¿Es realmente seguro sumergir tu nuevo iPhone 15 en el agua? Aunque Apple asegura que su último modelo es resistente al agua, es crucial entender qué implican realmente estas certificaciones y cuáles son las limitaciones prácticas antes de arriesgar tu dispositivo. Descubre en este análisis detallado qué significa la clasificación IP68 y por qué no deberías utilizar tu smartphone como cámara submarina.
La resistencia al agua en los smartphones: ¿mito o realidad?
En la era digital, nuestros smartphones se han convertido en extensiones indispensables de nuestra vida cotidiana. Por ello, las marcas han priorizado convertirlos en dispositivos capaces de resistir uno de sus mayores enemigos: el agua.
El agua es un enemigo implacable para la electrónica. Desde una simple gota hasta la condensación prolongada pueden causar daños irreversibles, incluyendo cortocircuitos que destruyen componentes internos. La popular creencia de colocar un teléfono mojado en arroz para salvarlo es mitológica: si bien el arroz puede absorber algo de humedad, la corrosión interna se instala lentamente, acabando con el aparato semanas o meses después.
Pero el problema es aún mayor con el agua salada, cuyo alto contenido en sales conductoras intensifica el daño y acelera la corrosión, sometimes dejando componentes internos transformados en barro oxidado en cuestión de horas.
¿Qué significan las certificaciones IP68, IP69K y MIL-STD-810H?
Para tranquilizar a los usuarios, los fabricantes comenzaron a desarrollar dispositivos resistentes al agua, pero no basta con una simple afirmación. Es fundamental conocer y confiar en las pruebas que certifican los niveles de protección. Aquí es donde entran en juego los índices Ingress Protection (IP).
El índice IP está elaborado conforme a estándares internacionales y mide la protección de un dispositivo frente a la entrada de polvo y agua. Este código consta de dos números. El primero, que va del 0 al 6, indica la resistencia contra sólidos (como polvo o arena); el segundo, de 0 a 8, especifica la protección contra líquidos, donde un 8 señala la capacidad para resistir inmersiones prolongadas, generalmente hasta 3 metros de profundidad.
La certificación IP69K añade resistencia frente a chorros de agua a alta presión y alta temperatura, ampliando el rango de protección. Por ejemplo, Apple declara que el iPhone 15 es sumergible hasta 6 metros durante 30 minutos. Por otro lado, dispositivos como el Cat S75 cumplen con las normas IP68 e IP69K, mientras que el Blackview BV9800 incluye además la certificación MIL-STD-810H.
¿Pero qué es exactamente esta última?
MIL-STD-810H: la norma militar que pone a prueba la resistencia
El estándar MIL-STD-810H es una especificación del Departamento de Defensa de Estados Unidos que somete a los dispositivos a rigurosas pruebas ambientales. Estas incluyen vibraciones, golpes, temperaturas extremas, humedad, lluvia, polvo, atmósferas explosivas e incluso exposición a hongos.
Esta norma tiene un enfoque integral que va más allá de la resistencia al agua, buscando garantizar la resistencia en una amplia variedad de condiciones extremas, lo que supone un plus para quienes utilizan sus smartphones en entornos hostiles o laborales.
¿Podemos confiar plenamente en estas certificaciones para usar el móvil bajo el agua?
Aunque estas certificaciones parecen ofrecer garantías, la realidad es más matizada. En primer lugar, estas pruebas se realizan sobre dispositivos nuevos. Con el uso diario, la exposición a golpes, cambios de temperatura y desgaste puede debilitar los sellos y juntas impermeables.
Además, no todos los fabricantes aplican con el mismo rigor estas normativas. Mientras gigantes como Apple, Samsung, GoPro o DJI respaldan sus certificaciones con pruebas exhaustivas, la fiabilidad disminuye en gamas más económicas o marcas menos reconocidas.
Por otro lado, hay riesgos inherentes a defectos de fabricación que pueden pasar desapercibidos hasta que el daño es irreversible. Y ¿qué ocurre cuando un smartphone certificado se estropea tras una inmersión? La experiencia con Apple y iPhone muestra discrepancias: algunos usuarios reciben reparación o reemplazo gratuitos, otros deben recurrir a su seguro AppleCare+, y algunos simplemente quedan desamparados. Esto añade un factor de incertidumbre que el consumidor debe sopesar.
El agua salada, arenosa o sucia resulta especialmente agresiva para puertos y botones, dificultando su limpieza y conservación. Además, la pérdida física del dispositivo al caer accidentalmente en el agua puede hacer inviable su recuperación.
Conclusión: resistencia al agua sí, pero con precaución
Los términos “resistente al agua” y “estanco” deben interpretarse como protección ante casos accidentales, no como una invitación a utilizar el smartphone bajo el agua de forma habitual o para actividades extremas de buceo o fotografía submarina.
Personalmente, aunque poseo un iPhone 14 Pro Max certificado IP68, sé que sufro caídas y cambios de temperatura que pueden afectar la estanqueidad del equipo. Ni Apple ni la mayoría de fabricantes celebran el uso submarino intensivo; los anuncios suelen mostrar solo breves salpicaduras, sin promover inmersiones prolongadas.
Por tanto, la recomendación es clara: protege tu smartphone de inmersiones voluntarias, disfruta de su resistencia para emergencias o accidentes, pero evita riesgos innecesarios que puedan acabar con tu inversión.