Lo que prometía ser una jornada afortunada para una jugadora madrileña de la ONCE terminó en una batalla judicial por un premio que, según ella, había ganado legítimamente en uno de los juegos digitales de la organización. ¿Error gráfico o ilusión de un inesperado triunfo de 100.000 euros?
El Rasca Link: una mezcla entre el sorteo tradicional y la tecnología online
La ONCE ha incorporado desde hace algunos años una nueva modalidad de lotería instantánea que ha captado la atención de muchos jugadores. Bajo el nombre de Rasca Link, este producto fusiona el clásico sistema de tarjetas para rascar con la innovación del entorno digital, permitiendo participar mediante el escaneo de un código QR.
Por el precio de dos euros, el jugador adquiere en puntos de venta autorizados un boleto físico con el que accede a una web específica. Allí puede seleccionar uno de los tres juegos disponibles: Mini Monstruos, Gira la Rueda o Viaje Aventura. Cada participación es única y los premios pueden alcanzar los 100.000 euros. Para hacerlos válidos, el jugador debe presentar el boleto en el establecimiento.
A pesar de las ventajas que aporta la digitalización, también ha abierto la puerta a potenciales incidencias. Este fue el caso de una mujer madrileña que, tras jugar una partida, se topó con un conflicto inesperado.
Una partida ganadora… ¿o un error visual?
La demandante aseguró haber ganado en el juego Viaje Aventura tras iluminarse el símbolo de una llave, indicativo de premio según las propias reglas del juego. Como prueba, aportó fotos del boleto, capturas de pantalla durante el desarrollo de la partida y un acta notarial en la que constaba la cifra de 100.000 euros.
Sin embargo, al acudir al punto de venta para validar su supuesta victoria, recibió una negativa rotunda. Según la base de datos central de la ONCE, los boletos que presentó no figuraban como premiados. La organización sostuvo que dicho sistema interno es el único mecanismo oficial para comprobar resultados.
Ante la evidencia fotográfica, la ONCE reconoció la posibilidad de un fallo en el diseño del entorno digital, lo que pudo haber inducido a error al mostrar la llave como símbolo premiado. Como gesto compensatorio, ofreció 1.000 euros por uno de los boletos, sin admitir que se tratara de una recompensa legítima por un premio real. Respecto al segundo intento de cobro, la entidad argumentó falta de pruebas concluyentes.
Reclamación rechazada y un caso que termina en los tribunales
La mujer, insatisfecha con la compensación y segura de su derecho al premio, decidió elevar la disputa. En primer lugar, interpuso un recurso de alzada ante el Consejo de Protectorado de la ONCE, el cual fue desestimado. El organismo reiteró que la validez de un premio solo puede acreditarse mediante el Sistema Central de Control de Juego.
Tras agotar esta vía administrativa, la demandante optó por recurrir a la justicia ordinaria, presentando un recurso contencioso-administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. La intención: que un órgano judicial independiente evaluara si realmente se habían vulnerado sus derechos como consumidora.
Los jueces respaldan el sistema interno de la ONCE
La Sala del Tribunal madrileño avaló el proceder de la ONCE, argumentando que la normativa del rasca digital establece de forma explícita que la única vía válida para confirmar un premio es su registro en el sistema central. La lectura del boleto, tanto mediante escáner como terminal TPV, resultó negativa en ambos boletos presentados.
Si bien los magistrados reconocieron que el símbolo de la llave pudo iluminarse por un fallo de diseño en el juego, destacaron que este hecho no altera el resultado oficial. “Un error visual no genera derechos jurídicos”, señaló el fallo, reafirmando que deben primar los datos del sistema de control.
Asimismo, el tribunal llamó la atención sobre la baja probabilidad matemática de que una misma persona obtuviera dos boletos ganadores con premios máximos seguidos. Concluyeron que, ante la falta de coincidencia con los registros del sistema informático, no procedía el pago de los supuestos premios.
Un caso que expone los límites del azar digital
Este episodio pone sobre la mesa una cuestión crucial: ¿cómo acreditar una victoria cuando los medios digitales fallan? Aunque los juegos de azar han evolucionado hacia lo interactivo, lo sucedido evidencia la necesidad de contar con sistemas transparentes, auditables y que garanticen la confianza del jugador.
En este caso, la posición de la ONCE fue respaldada por el fallo judicial, que afirmó que los sistemas de verificación deben ser robustos y confiables. Mientras tanto, la mujer madrileña se queda sin los 100.000 euros que creyó haber ganado, con la amarga sensación de haber echado una mano ganadora, sacrificada por una impugnación técnica.